Frescos y mosaicos
Tanto por su calidad y su valor documental conviene destacar los casi 160 fragmentos de frescos y ornamentaciones murales procedentes de edificios romanos demolidos entre finales del siglo XIX y primeros años de 1940 para llevar a cabo los distintos planes reguladores de la capital.
Los más significativos son: los frescos medievales procedentes de la fachada del palacio Senatorial del Capitolio; una Trinidad de escuela romana de finales del siglo XIII; un Sacrificio Eucarístico de principios del siglo XV; fragmentos de la escuela de Antoniazzo romano procedentes de la iglesia del Monasterio de Santa María de Campo Marzio; el ciclo de Apolo y las Musas del salón del Casino de Caza de la villa papal de Magliana pintado por Gerino Gerini de Pistoia durante el pontificado de León X (1513-1521); los monocromos con Historias de Psique de Polidoro de Caravaggio y Maturino de Florencia, de 1524-1525, procedentes del nínfeo de palacio del Búfalo; los frescos manieristas extraídos de las salas de palacio Caffarelli en el Capitolio, de la casa Alessandrini cerca del teatro Marcello y del palacio Alicorni; los frescos con Historias de Psique pintados en el segundo decenio del XVII por Scipione Borghese y Ludovico Cardi llamado el Cigoli en el casino del palacio del Quirinal (hoy palacio Pallavicini-Rospigliosi); una Asunción de la Virgen de Bartolomeo Montagna pintada por encargo del cardenal Francesco Barberini para el monasterio de San Urbano ai Pantani.
También se conserva una ornamentación muy valiosa de la alta Edad Media consistente en tres fragmentos de mosaico de la cúpula absidial y de la fachada de la antigua Basílica de San Pedro, renovada alrededor de 1230.